Se trata de una enfermedad que cursa con un aumento de la presión dentro del ojo y que requiere de un tratamiento urgente. Si el diagnóstico no es precoz, o el tratamiento no se inicia de forma rápida, el paciente puede perder la visión de forma irreversible.
Los síntomas del glaucoma son: esclerótica enrojecida (ojo rojo), córnea opaca (azulada), dilatación pupilar, malestar ocular y decaimiento general.
Existen técnicas quirúrgicas (láser Diodo o Shunts) que pueden controlar la enfermedad a medio-largo plazo, siempre y cuando el ojo glaucomatoso sea visual.
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