Acude a consulta un Shih-Tzu macho de 6 años edad como consecuencia de un síndrome de ojo seco de tres años de evolución refractario al tratamiento médico. En la exploración del ojo izquierdo se observa moderado exudado mucoso, pigmentación corneal completa, moderada neovascularización corneal y una neoformación conjuntival a las XI horarias compatible con un papiloma conjuntival. El paciente no presenta función visual debido a la opacidad de la córnea.
El síndrome de ojo seco se caracteriza por una disminución en la cantidad y/o calidad de la película lagrimal, que provoca un cuadro de queratoconjuntivitis crónica. Si no se controla adecuadamente, el proceso inflamatorio puede desembocar en una pigmentación total de la córnea, causando una disminución o pérdida completa de la visión. Normalmente el síndrome de ojo seco se trata con antiinflamatorios e inmunomoduladores tópicos, así como sustitutivos de la lágrima. Sin embargo, cuando la enfermedad se encuentra muy avanzada y existe una lesión permanente de las glándulas lagrimales, como en el caso de nuestro paciente, el tratamiento médico deja de ser eficaz.
En este tipo situaciones se recomienda realizar un autoinjerto de mucosa oral. Esta técnica quirúrgica se basa en la idea de suplir la hiposecreción lagrimal del paciente, con la secreción de las glándulas salivares menores alojadas en el injerto de mucosa. Para ello se obtiene un fragmento de mucosa oral del propio animal (flecha blanca), que posteriormente se fijará mediante sutura a la conjuntiva bulbar dorsal (flechas amarillas).
En el caso de nuestro paciente, tres meses después de la cirugía se observa una mejoría significativa de la sintomatología clínica y del confort ocular. Asimismo se logra, junto con tratamiento médico específico asociado, una remisión del pigmento, recuperando así la transparencia corneal y la función visual.